Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

jueves, 11 de junio de 2009

Cosas sobre ella

Porque callar es morir

No te necesito todo el tiempo, no te extraño en cada palpitar.
Llega un momento, en el silencio,
como un acorde de violín, que cimbra
la azotea del lamento. Es en ese momento
que te recuerdo violenta, risueña, inocente,
capaz, astuta, y me recorre un halo de tristeza,
pero el pesar es tan grande que ni el lamento se quiere
pudrir con el aura de la piedra azotada por el huracán.

No te necesito todo el tiempo, no te extraño en cada palpitar,
no me haces falta mas que a diario y en todo lugar.

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