Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

jueves, 22 de mayo de 2008

En serio, en serio, NO MAMAR

Ahora resulta que cualquier estúpido con micrófono puede pararse frente a la televisión y decir estupideces (ok ni es nuevo ni privativo de nuestro país pero cómo se acentúa).

Ahora resulta que, según una pinche gorda del 22 (o del 40 la neta ni me acuerdo ni me importa), canal de "difusión cultural" de estos rumbos, Mario Benedetti es lo mismo que Arjona pero sin guitarra... un momento de silencio...

Que pedo? esta distinguida y educada señora tiene alguna noción de lírica, de versificación, de prosa, de ensayo, bueno no vayamos más lejos, de cultura general? de literatura de segundo año de secundaria?

Ahora resulta que un imbecil con una guitarra, una voz terrible, letras absurdas, ripiosas y repetitivas, son lo mismo que un poeta uruguayo (vamos o de cualquier lugar). Perdón, pero parece que no ha quedado claro que no es lo mismo escribir que ser escribir, ni es lo mismo contar ocurrencias con rimas castrosas que ser poeta, y de ningún modo es lo mismo ser una diva de la "música" que un activista político, ensayista, prosista, intelectual, cronista, etc, etc,.

Por hoy lo dejo aquí pero alguien dele un madrazo a esa tonta si es q la conoce


nota: y no me salgan con la mamada de que "es que estas descontextualizando lo que ella dijo" porque quiero saber en que enferma cabeza cabe hacer siquiera la comparación, es más ni lo blanco de los ojos puede ser parecido entre un monstruo intelectual del calibre de Benedetti con el pelado ese que dizque canta

jueves, 8 de mayo de 2008

Noches fructíferas

Mucho tiempo sin escribir, mucho tiempo sin ideas en un orden mínimo para poder ser coherentes, mucha vida en los últimos meses… y ahora, regresa el espacio que parece una muerte momentánea, un escape del mundo y un lugar en el cual sentir cobijo.

Muchos temas por tratar, quizá sea necesario reflexionar un poco más, pero siempre es bueno tenerlos anotados en la pizarra de corcho para no olvidar lo importante, lo no importante, o quizá para olvidarse del juego cotidiano y buscar un mensaje oculto e inherente al alma.

¿Por qué las personas nos vamos degenerando poco a poco? ¿Cuál es el instrumento mental que detona todas nuestras terribles acciones y nos hace cometer actos deplorables? De inicio quiero creer que más allá de que nosotros nos distanciemos de la sensatez y la coherencia, hay un sistema de valores éticos-morales determinado por nuestro espacio socio-cultural, el cual –al irnos quedando pequeño- nos va estigmatizando según los hechos que cometamos. Dicho espacio nos pone por delante una estela de comportamiento “normal” que debemos cumplir (aun en sus propios límites) para ser aceptados dentro de ese espacio en el que convivimos, el problema comienza cuando comenzamos a modificar dicho comportamiento y empezamos a salir de los paradigmas establecidos de manera implícita en tal espacio, es justo ahí cuando, sea para/por bien o para/por mal, comienza la lejanía. El dilema se presenta cuando, en ese círculo al que hemos sido cercanos durante tanto tiempo, tenemos lazos afectivos ya sea con hechos, objetos o personas, el trabajo intelectual y de raciocinio se ve interrumpido por las cuestiones emocionales, tanto así que, aun a disgusto o a ser sujeto de estigmatización, continuamos dentro de aquel espacio que ahora, intelectualmente, nos parece tan lejano.

Es entonces, cuando hallamos esta discordancia entre los dos elementos –casi-esenciales que mantienen nuestra vida social, que las relaciones se distorsionan y rompen la barrera que separa una materia –la intelectual- de la otra- la racional- y somos sujetos absolutos al escarnio público y a la crítica personalizada y destructiva. Cuando las discusiones se vuelven individuales (materia emocional) y ya no es posible discutir temas sujetos a posturas no personales, el comportamiento se deforma y la mente va hallando sistemas de autodefensa, propiciados claro por el desarrollo cultural de cada espacio, mentiras, verdades a medias, silencios, gritos, cualquier herramienta es buena para combatir el terrible hallazgo de ya no pertenecer a un círculo y que lo único que te mantiene atado a él es un lazo afectivo, noticia aún más terrible cuando las batallas comienzan a librarse entre dos “individuos” y ya no conceptos.

¿De verdad nos degeneramos? ¿De verdad cometemos actos deplorables? Quizá lo único que sucede es que, al modificarse nuestra escala de valores éticos-morales, el sentimiento de pertenencia se borra, y esa delgada línea emocional que nos ata al espacio es sólo un estorbo para continuar al siguiente momento; tampoco quiero sonar aquí como un despiadado sin emociones, pero lo que motiva esta reflexión es eso, el observar cómo una lucha entre la razón y la emoción pueden destruir la psique humana. Por otra parte nos damos cuenta poco a poco que hay espacio para cualquier tipo de modelo ético y que para pertenecer al que uno prefiera sólo basta hacer una mínima investigación sobre los demás espacios sociales que pululan en el ambiente, por los lazos afectivos no hay porque preocuparse porque así como el elemento sentimental va estorbando para seguir avanzando en la lucha intelectual, después de la correcta adecuación a un espacio –con pretexto de la distinción- los lazos afectivos se presentarán inevitablemente, las personas estamos condenada a vivir eternamente a caballo entre estos dos síntomas tan humanos, dos elementos formados de materias radicalmente distintas pero que, a pesar de las súplicas, conforman una unidad que se lla “individuo”

No estaba muerto andaba de parranda

Gracias a la civilización que no hay exámenes de educación sentimental, imagínense, si en la educación intelectual estamos jodidos cómo estaremos en la que refiere a los sentimientos… bueno, que a qué viene esto? Surge de una observación en el campo en el cual cada uno se desenvuelve, cierto es que conocemos personas con una inimaginable capacidad racional, con estructuras mentales más allá de las que podemos siquiera imaginar, incluso con una capacidad informativa superior a la de cualquier bodega de almacenamiento tecnológico, pero cuantas d ellas son realmente felices? cuantas son un grupo de personas berrinchudas, neuróticas, envidiosas, susceptibles en demasía… en fin, jodidas emocionalmente? creo q la respuesta es… un chingo.
No sé de quien sea la culpa, aunque se lo atribuyo arbitrariamente a la sociedad y a la relación histórica que tenemos con el mundo; Nunca, y sin temor a equivocarme repito, nunca, hemos innovado, siempre copiamos patrones intelectuales de los europeos, de los norteamericanos, incluso de los sudamericanos, generación de ideas que con trabajo logramos asimilar y, a la larga, imitar e incluso mejorar, pero yo estaría satisfecho si lográramos un avance original aunque sea pequeño, aunque sea con errores. Dentro de la historia literaria, como en cualquier otra ciencia, nos hemos dedicado a imitar, en el mejor de los casos a acoplar, teorías, manifiestos, sucesos, a nuestra idiosincrasia.
Supongamos pues a cualquier maestro, doctor, incluso licenciado, que sea egresado de una buena universidad en cualquier materia, la verdad creo que son pocos los que se salvan de una visión pobre del mundo, fuera de su elemento de trabajo se dedican simplemente a sobrevivir en el ingrediente cotidiano, a no intentar escapar de la rutina ni de los vicios tan apegados a nuestra cultura, el qué dirán, la susceptibilidad, la mediocridad, desgraciadamente son raros los casos que insultan a la generalidad que acabo de mencionar… no sé, quizá me estoy poniendo dramático pero los nombres de los que de verdad han logrado superar esa barrera que nos limita a innovar me vienen a cuentagotas a la mente, Gabriel Figueroa, Alfonso Reyes, quizá Juan Rulfo, quizá algún nombre perdido en el sobrenombre del tiempo, pero Porfirio Díaz es al copia de cualquier emperador francés de la ilustración, Benito Juarez la copia de cualquier revolucionario de las reformas, curioso, también francesas, Sergio Pitol y Carlos Fuentes, adaptadores e imitadores de las teorías literarias rusas, Octavio Paz, un dictador literario igual que mucho en la historia común europea.
Quizá sólo estoy decepcionado de esta ciudad, de este mundo, quizá sólo es que sea que Roland Barthés tiene razón y quizá Derrida haya encontrado la verdad humana más patética, nada es creado, todo es un patrón de huellas que se reduce a un origen primigenio, el cual desconocemos y no tenemos posibilidad de emerger de este pantano nacido del caos… será que lo único que nos mantiene vivos es la esperanza de poder avanzar un paso más allá que los demás… será que nuestra cursilería, ridiculez y el tanto aparentar nos tienen vueltos locos.