Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

miércoles, 3 de junio de 2009

Matemáticas básicas

Un buen día decidí dejar de fumar, con decisión e ira incontenible despedacé los dos cigarros que pendían en mi mesa para finalizar la aventura arrojándolos a la basura. Los días son largos e intranquilos, al llegar a casa me di cuenta que seis tercios no es lo mismo que dos enteros.

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