Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

lunes, 18 de febrero de 2008

In god we trust

No somos guerrilleros ni terroristas,

no somos narcotraficantes ni ladrones.

Pero nos deben mucho, nos deben todo...

nos deben alegrías, noticieros, canciones, memorias,

nos deben aspirinas, risas, ropa...

nos deben comida, cobertores, zapatos...

Tienen muchas cosas que pagar,

nos deben casa, carro, relojes, dientes, escuela,

nos deben novias, tocadiscos, respeto,

helados, penicilina, carne, jeringas, poemas...

nos deben camisas limpias, cocinas limpias, lágrimas limpias,

nos deben mucho, nos deben todo...

y mientras nos sigan debiendo, nos seguiremos cobrando.


El cobrador















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