Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

martes, 23 de octubre de 2007

El suicidio cada vez está más cerca

Hoy desperté soñando que tiraba mi vida a la basura, de la misma forma me fui a dormir aquella noche que dejaste de sonreír en esta habitación.

Me abandono poco a poco, mi camino se ha desviado y ya no sé quien soy, quien fui y lo peor, no tengo idea de quien quiero ser. La búsqueda de individualidad ha carcomido los sentidos del día, yo no sé de donde saca fuerza el sol para salir por las mañanas, o de donde saca dinero la luna para salir todas las noches.

Recibí una maldición por actuar mal, mi castigo es la perdida de la compañía, del apoyo y el aumento del fracaso. Quien ha perdido las ganas de vivir no ha perdido todo, ha ganado una esperanza de recobrar el sentido, sin embargo el que tiene ganas de vivir y no puede, él se ha quedado en la ruina.

Perder la fórmula inmediata para respirar con gusto es cómo una patada de mula en la inspiración.

Quisiera hacer un ensayo acerca de lo que significa vivir, pero mis facultades mentales son aún escasas e insuficientes para volver a sonreír. El precio de la derrota no es tan alto si sabes apreciar el lodo en las manos.

Pero bueno, esta ocasión dejaré que el destino decida por mí y que me lleve a donde le plazca, siempre y cuando haya un boleto de regreso a un sitio confortable, así sea al último que quede.

1 comentario:

Argel dijo...

Y aun se siente un dejo de optimismo, con un regusto por la incesante búsqueda de la bondad. No todo está perdido.