Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Carta encontrada en una botella, entre los escombros

Hola N, pienso responderte y ser bien honesto, creo que es lo menos que le debo al único amigo que tengo.

Gracias, no espero que recuerdes la fecha exacta, sé que con trabajo te acuerdas en que día te casaste, pero eso no aminora en nada la sensación de gratitud que tengo cuando te leo.

Yo también estoy seguro que pronto, si no en esta vida será en la siguiente, tendremos otra época de oro como la que fue hace ya algunos años, cuando compartíamos absolutamente cada gramo de vida que teníamos en el cuerpo, cuando ir por un cigarro era tan importante como salvarle la vida al amigo que muere poco a poco; espero que el ciclo se repita, un grupo de estúpidos incoherentes que querían conquistar al mundo y, por un corto tiempo, lo lograron.

Las nuevas experiencias a veces apestan, no digo que no las deseé en mi vida, pero en ocasiones una nueva oportunidad no significa un cambio positivo, cuando hay una oportunidad de construir es porque algo se ha destruido, y cuando lo que se destruyó fue excelente vienen épocas obscuras, de incertidumbre, de soledad y desolación.

No te escribo con más frecuencia porque no piense en ti, ni porque no quiera, siempre hay un tiempo para escribirle a tus buenos amigos, creo que el verdadero motivo de mi silencio es porque no me quiero escuchar, no quiero leerme, no quiero pensar en cómo es mi vida ahora, quisiera que todo pasará veloz hasta mejores tiempos, que no tuviera que pensar en lo malo que ha sido este año ni en lo espantoso que serán los venideros ni en todo lo que he perdido a cambio de nada... sí, por eso no te he escrito antes.

No pienses nunca más que dejo de pensar en ti, cada vez que necesito alguien con quien hablar, alguien con quien detenerme a contemplar el pasto, alguien que celebre mis tonterías o simplemente que se calle pero que esté al lado, todo ese tiempo pienso en ti, la vida por acá es difícil y ya no sé que más te puedo decir, supongo que tu vida tampoco es sencilla y bueno, cada quien tiene sus problemas, pero el mundo pintaba otra cara cuando estabamos acompañandonos en la cercanía.

Me da gusto saber que ya me haces famoso por esos lugares inhospitos y que aún recuerdas mis aficiones así como recuerdo las tuyas, pero hoy quería ser más egoísta y hablar de mí y de las cosas que he perdido, de las cuales no he recuperado una sola; sin embargo, regreso al punto inicial, no quiero pensar, quiero seguir en este vórtice espantoso de trabajo-comida-trabajo en el que me he abandonado para no pensar mucho, creo que no tengo nada que decir mas que gracias y bueno, ojalá que todo esté bien por allá, me gustaría saber cómo está tu amada, cómo va el hogar, los procesos burócraticos de vivir en otro lado, la nueva familia, los nuevos amigos y todo eso. Ojalá pudieras escribir de nuevo para contarme las maravillosas cosas que seguro has hecho por allá.

Te mando un abrazo y recuerda que te extraño.

MH a NG

4 comentarios:

Argel dijo...

Yo también los extraño, aunque no estuve en toda la época dorada, quiero pensar que pasamos muchos buenos tiempos e increíbles aventuras. Me la paso deseando que vuelvan esos largos días en los que el mundo entero dependía de nosotros.

Y como dice MH, aunque no tenemos mucho contacto, no me olvido de ustedes, nunca podría.

Saludos.
LKL

Unknown dijo...

Hola,

¡No había visto tu comentario! Disculpa. Estuve leyendo tu blog, tienes un lindo estilo.

Sybila dijo...

Leerte -así- me deja a veces una sensación pesada. Es como si lanzaras un papelito con letras, amarrado a una cuerda, sobre el agua de une estanque.

Y entonces el papelito siguiera cayendo porque la piedra lo jala; y siguiera cayendo.

Y entonces el lector (a)que está en el filo del estanque pudiera sólo sentir como se va el papelito al fondo...

Y no conociera lo que dicen todas las letras.

Pesadilla dijo...

Lomax: Grandes tiempos aquellos que se narran ¿no? Seguro en ese entonces la vida era feliz.

N: Mira que casualidad, justo hablaba de un N en el post, un gusto tenerte por acá, gracias y espero que no te alejes.

Sibila: No sé si tu comentario es una bonita crítica o un halago de esos que duelen, pero de cualquier modo gracias por leer y comentar, la verdad es que no sé si quiero que se reconozcan las letras del fondo del estanque, creo que me basta con que alguien se asome y sepan que alguna vez existieron. Un saludo