Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Miscelaneo 2

Y siganle subiendo al termómetro señores. La clase política nomás no entiende, hasta parece que lo hacen a propósito, y aunque esta frase podría aplicar para cualquier evento de cualquier cúpula quiero aclarar a qué me refiero. La leyenda de México parece indicar que cada cien años habrá revueltas sociales, en 1810 la independencia, en 1910, la revolución, en 2010 la guerra del agua, sí, la guerra del agua, y no es que sólo la clase política sea estúpida pero como ayuda. Parece mentira que mientras más se acercan los festejos de las fiestas patrias más mierda meten, pareciera que les conviene que este siglo también comience con una revuelta social, y no es que no hayan hecho bastante pero ya lo decían los romanos, al pueblo pan y circo ¿y el agua? ¿qué carambas pasa si al pueblo le quitan el agua? En la segunda decada del XX ya pasó y quemamos el ayuntamiento correspondiente, espero que se acuerden y tengan algo planeado.

Pero no es sólo su culpa, nos dicen "cuidemos el agua" y parece que nos dicen "desperdiciemosla que al fin podemos pagar procesos carísimos de purificación.

Bueno, ya, hoy en un taxi, justo cuando le dije al chofer "en plutarco a la izquierda" el señor me contó del "mil tortas". Un tortero de los 60´s que, según la leyenda no se iba a casa hasta que no vendía mil tortas diarias, y así como había veces que tenía turnos de 48 hrs., también había días que a las 4 p.m. ya no había nada.

Los viernes encerrado en casa son una basura.

Me cayó un trozo de hielo, me granizó encima y traigo un chichón.

Saludos.

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