Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

martes, 27 de noviembre de 2007

Y q hago entonces?

Bien, esto se publicó hoy en un periodico en su version online, no tuve muchos lectores pero bueno, igual se los dejo pa q me den su opinion, quizá me falte hacer la versión sin censura pero bueno, ya veremos, adios.

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En la cultura hispánica el común de las corrientes de pensamiento es tratar de romper paradigmas, esquemas y tradiciones anteriores (casi siempre percibidas como caducas) e imponer la nueva verdad, claro, culturalmente hablando.

El arte medieval establece el panteísmo y el teocentrismo, en su secuencia lógica, la exaltación del reino (el rey, figura elegida por Dios para guiar al pueblo); el arte renacentista contrasta y suprime esta idea, implementando el antropocentrismo y la figura humana como principal actora del mundo; el arte barroco excluye de sí las "exageraciones" que se permitió el hombre en la etapa anterior, dirigiendo a los artistas a un nuevo concepto de arte más complejo que cae, en muchas ocasiones, en cultismos; el arte neoclásico responde a la ruptura con el suntuosismo barroco, desecha formas complejas y regresa a la simplicidad y armonía clásica, esto encanta a los ilustrados que creen en el arte como una herramienta para la didáctica del pueblo; el romanticismo (etapa en la que parece que el mundo occidental se ha quedado un poco estancada, lexicalizando sus formas, temas y métodos) aparta la idea del arte como fin práctico, busca enaltecer la expresión, la radicalización de sentimientos, la subjetividad y el amor a la patria, el nacionalismo; el realismo es una corriente en oposición inmediata a los románticos, una búsqueda de la cultura como reflejo de los rasgos sociales, de la "verdad objetiva", rechazando a toda costa sentimentalismos o posturas que no fueran estrictamente representativas de los hechos; la corriente modernista trata, una vez más, de romper los paradigmas anteriores, desechando el realismo por ser demasiado "trágico" e implementando la idea del arte como maravilla estética, poniendo en práctica la rebeldía creativa, el refinamiento y el gusto por lo exótico; aquí se complica la historia de las corrientes de pensamiento ya que a continuación del modernismo estallan las vanguardias, movimientos artísticos en pequeños grupos, buscando cada quien la innovación y la ruptura con el pasado a través de diferentes medios, algunos de los también llamados "ismos" son el cubismo, dadaísmo, futurismo, surrealismo, creacionismo, ultraísmo, y los dos grupos de vanguardia mexicanos, estridentistas e infrarealistas.

De una forma somera y breve podríamos explicar así la evolución del pensamiento artístico, dado que después de las vanguardias no ha existido una corriente de pensamiento que toque a todas las artes, entonces ¿qué sigue?

Si observamos con atención la relación que tenemos con la cultura, podemos notar que consumimos pedazos de arte y no la obra como tal, sabemos que hay un libro que comienza "En algún lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme" pero pocos han leído completa la obra de Miguel de Cervantes, conocemos el viaje de Dante por el infierno, el purgatorio y el paraíso, pero ya no sabremos más si nos preguntan quién es Beatriz o que tiene que ver Virgilio con La divina comedia. El punto es que consumimos el hecho sociocultural del arte por el arte como status quo, en donde un grupo de "elite" niega ir a Cineman, pero sì va a la Cineteca, evita la TV a toda costa y en cambio va a obras de teatro, niega El codigo Da Vinci y se acerca a Elena Poniatowska, y expondrá esto como un estandarte de superioridad.

El peligro es que, más allá de construir una sociedad de lectores, se está fomentando una sociedad de consumidores, en la que se vende en las tiendas el "kit intelectual" que incluye: Antología poética de Edgar Allan Poe, Cuentos completos de Julio Cortazar, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, Pulp de Bukowski y Diablo Guardián de Xavier Velasco.

En la actualidad, quiero referirme desde hace 10 o 15 años hasta ahora, la mayoría de las posturas del conocimiento están empatadas en una relación transfigurada de lector-consumidor que adopta al artista-mercante, esto a algunos parecerá banalizaciòn de la cultura y fomentaciòn del consumismo absurdo que sòlo propiciará la destrucción del bagaje cultural del que somos herederos, mas la pregunta que provoca esta hipótesis es ¿la nueva postura y diálogo entre receptor-artista responde a un empobrecimiento cultural o sólo a la correspondiente etapa "lógica" en el transcurrir de las corrientes de pensamiento? De ser así el "mercantilismo" rompería de manera adecuada con las vanguardias, olvidando el cambio, escribiendo sin compromiso y focalizando sus esfuerzos en la consumación del status (económico, social y hasta político). De no ser así ¿Qué pasa entonces con el concepto de cultura?



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