Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

domingo, 24 de enero de 2010

Fragilidad

Estoy sorprendido, desastrosamente impactado de cuán fragil es el cuerpo humano y qué poderoso portento a la máquina perfecta, ambas cosas al mismo tiempo.

Describirles las hazañas diarias de su cuerpo está de más, sólo quería que imaginaran cómo un humano puede tener la fuerza de un toro, la elasticidad de una serpiente y la velocidad de un Guepardo, cuando somos seres evidentemente inferiores. Pero también quería recordarles lo inmediatos y frágiles que somos; recuerden que un pedazo de cartílago de tan sólo 200 grs. es lo que nos hace funcionar a diario, y el mal día que se nos ocurra despertar con una basurita en los conductos internos... pfff, se acabó.

Lo que me lleva a pensar en otra cosa: la muerte.

Imaginen una flor, la que más les guste, que crece en un jardín, si no el más bello, sí el más amplio, convive con otras flores más jóvenes, más viejas, que están a su alrededor. Cuando es violentamente arrancada del pabellón en el que se encuentra produce un dolor en las raíces mismas de la tierra, daña a las flores contiguas y una gran ola de terminales nerviosas hacen que el dolor sea colectivo.

Ahora, cuando simplemente llega el frío invierno y con su calma blanca colma de muerte el valle donde vivía la flor, tanto la personal flor que hemos escogido, como mil, o cien mil más, morirán al mismo tiempo, y no sé si este sea un cambio doloroso para la tierra que las sostiene, pero es verdad que el daño que produce a las demás flores y a las entrañas mismas de la tierra es mucho, mucho menor.

Ahora, ya sea que hayas recibido un bello ramo de flores, bella dama, o que hayas plantado una semilla, galante caballero, en ninguno de los dos casos te has procupado mucho por lo que le pasa a la flor cuando muere. La tiras, si eres muy perseverante la lanzas a los desechos orgánicos, si no, no importa, sellas la bolsa de basura y se acabó el drama de las flores.

Bien, no podrás decirme estimado lector que el basurero es el cielo de las flores, ni que es el lugar donde esperan reencarnar, con mucha suerte, cuando la vida fugaz de una flor acaba, se convierte en abono para más plantas.

¿Exactamente por qué debería ser diferente con los humanos? ¿con los animales? Cuando muere una persona no creo que haya mucho que ver, sólo una flor que en tres o cuatro días se marchitará, una excelente y funcional máquina que se ha detenido y que nunca jamás volverá a funcionar. Dicen que nadie sabe qué hay más allá de la muerte, en lo particular creo que es un firme engaño.

Todos sabemos lo que hay después de la muerte.

Nada.

4 comentarios:

Mike Garcia dijo...

Por eso, cultivar el cuerpo como un templo no perenne hecho de papel y marfil, orar en su interior con la virtud y la nobleza, ser sacerdotes y dioses de nuestra propia existencia, porque no sabemos si nos recordarán y orarán una vez que terminemos nuestro tiempo aquí.

Lienzo dijo...

Es usted un chiquillo.





Echa tal afirmación, solo tengo que pedirle que no sea tan patentemente incendiario, y me argumente su punto, pues a mi parecer tal afirmacion es una aproximacion puramente psicologica-biologica.

La pregunta es entonces ¿Es la muerte un fenomeno psicologico biologico? Defina su concepto y luego dispare.

Chiquillo. c

Chiquillo.

Sybila dijo...

Radicalmente, las cosas pasan sí sólo sí tenemos conciencia de ellas. Cuando uno es muy pequeño y alguien le dice que su tío o abuelo murió, realmente no le preocupa en lo absoluto. Porque no sabe que es "morir". (podría argumentarse, bajo este hilo, que un loco no comete un crimen porque no es "consciente" de su acto) Cuando el ser humano toma la conciencia de su finitud viene lo bueno: "Ah, chingá, en esas también me veré". Y es así como la muerte empieza a perturbarle.

Bien. Esta conciencia viene acompañada de numerosos actos de significación que, también radicalmente, no tienen que ver con el hecho de que dejemos de respirar. Porque -y aquí creo que aquí caigo un poco en el punto mencionado por Janik- hay una muerte meramente "biológica" y una muerte "simbólica". Una muerte "natural" y una muerte "cultural".

El punto de las flores de su escrito es que mueren sin "significar algo" después de que pierden su "belleza". Por ello van a dar a la basura. No obstante, apuesto que hay quienes guardan esos pétalos o tallos cadavéricos porque a esas personas les evocan algo.

Bien, los seres humanos -la mayoría, pienso- guardamos a nuestros muertos. Y en el acto de significar convertimos a "la muerte" en un acto simbólico, ritual.

Imagino, entonces, que siempre habrá algo más allá. Siempre que la gente CREA.(Porque creer es significar, también, las cosas. Y la muerte significa sólo en el mundo de quienes se quedan)

Saludos =)

Pesadilla dijo...

MG: Sçi, eso o dedicarse a los vicios y la mala vida, total, no hay castigo despuçes.

J: Mmm, gran cuestión ¿es la muerte un asunto bilógico? sí en el sentido orgánico de la palabra, no si entramos en filosofías existenciales (o de casi cualquier tipo. Pero de todos modos para el que muere no creo que le espere nada, nosotros, los que quedaremos somos los que nos inventamos el mar de supersticiones que, por supuesto son verdad en nuestro imaginrio, pero que a la biología no le importan.

Chiquillo, me gusta la idea.

Sibila: Varios puntos harto interesantes. ¿la muerte nos perturba porque sabemos que nos afectará tarde que temprano? Creo que en la mayoría de las veces a las personas que se quedan no les pasa por la mente siquiera pensar en que ellos van a morir algún día.

En tu punto respecto a la simbología de la muerte, de acuerdo, pero eso no valida la existencia de un "más allá" sea cual sea. Sí, claro, guardamos a nuestros muertos (aunque la imagen de los pétalos me pareció más como si guardaramos pedazos embalsamados de quien muere)y entonces culturalmente los hacemos permanecer en el espacio determinado pro la cultura dada, pero eso no resta el hecho biológico, a la máquina que se apaga no le importa la limpieza que se hace en la sala al día siguiente, simplemente dejó de funcionar.

En la sociedad (o familia o lo que sea) viven).

En el espacio físico habitable, no.