Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

miércoles, 9 de enero de 2008

El último adiós

Para leer este post con la solemnidad necesaria favor de ver una película de Manolin y Chilinsky y adaptar el tono del primero para recitar la siguiente poesía:

Y el sapito le dijo a la princesita –Oye princesita quieres venir a vivir conmigo?-

Y la princesita le respondió –No sapito muchas gracias- mientras ella pensaba en cuanto lo odiaba y el mucho daño que él le había hecho.

Entonces el sapito respondió –Bueno princesita, que te vaya muy bonito en tu vida y que tengas suerte- a pesar de que el sapito lo decía de corazón, pensaba en cuanto daño ella le había hecho y suspiro para sí “Pues chinga tu madre”.

El sapito lloró y lloró de dolor esa noche y ni así se convirtió en príncipe, nomás se le hincharon los ojitos y parecía una mezcla de sapito y marranito. La princesita también lloró y lloró toda la noche de pinche coraje y ni así se le quitó lo bruja.

Al amanecer, la princesita y el sapito, despertaron liberados, contentos de hablar con el otro y haber terminado la chinga emocional que se causaban, aún se les oprimía el corazón y el hígado de acordarse del otro pero pudieron caminar y pasar un amanecer tranquilo.

Y desde entonces el sapito y la princesita fueron muy felices, la princesita en su nueva vida llena de galantes caballeros a los cuales destrozar, el sapito lleno de cervezas que beber

Y si algún día se encontraron de nuevo ni siquiera se hablaron porque se querían y se odiaban tanto que si lo hubieran hecho hubieran caído enamorados de nuevo y uno hubiera terminado degollado en la cocina que compartirían.

Fin


7 comentarios:

RED SHOES GIRL dijo...

ok, rara historia, No sabría decir si la quise o la odie.

Muerto desconocido, me caes bien!
Saludos

Mait' dijo...

Las princesitas... definitivamente pertenecen a la categoría de niñas bien ajajaa.
Y el sapo? nunca conoció a una cursi, pandra o buena onda?

Pesadilla dijo...

Red shoes girl: lo más curioso es que yo tampoco sé si la odie o la amé, la historia claro jajaja. Usted tambi´n me cae bien, un beso

Mait´: No sé a ese libro seguro le faltan hojas, podríamos hacer una reimpresión??? la sociedad nos ha llevado a la heterogeneidad y esta princesita no, fijate q curioso, no le gustabn los antros d moda y bueno, todas esas cosas, mas bien falta la categoria de bruja en aquel libro.

Sybila dijo...

AAAAAAh Chavela!!!

Y yo que ya había olvidado porque nos sobraban los motivos (ja, ya me equivoqué de canción y de cantante)

Bueno, citando a una amiga norteña: "Las princesitas también hacen popo"

Y yo le aumento: "también la cagan"

Mait' dijo...

¿Cómo no le gustaban los antros de moda, ni se vestía bien, ni quedaba excelente con los amigos del sapo? Entonces no era una princesa... Ese sapo tenía problemas de vista jajja.
Porcierto, espero la reinpresión del cuento. Saludos

Sandra Becerril dijo...

Pobre sapito!!! Pero no se merecía una princesa, sino una reina!!

Besos y excelente semana!

Pesadilla dijo...

Samia: Bueno, supongo que tienes toda la razón, "también la cagan" será el proximo titulo de la adaptacion de una novela al cine... supongo q es el mal de las princesitas del siglo XX y XXI

Mait`: Te digo q en ese libro falta la categoría de bruja, lo peor es q seguramente ella estaría de acuerdo con ser catalogada así y lo portaría orgullosa... ps para el sapito nomás le queda la clasificación q tienen todos los sapitos "pendejo"

Sandra:Exacto tú sí q entiendes, pobre sapito, el se merecía una mujer común y corriente, pero maravillosa, las princesas y reinas son muy complicadas, imagina el factor de edad q supone el q ya sea reina, muchos vicios por aprender en muchos años por vivir. besos