El centro histórico tiene, más en esta temporada, una serie de gratos divertimentos para pasar la tarde con los cuates, la novia o la familia. La exposición "Bicentenario" del estanquillo, el Franz Mayer, el Museo de la historieta, el del policía con la exposición de vampiros y hombres lobo, o un poco más lejos la Cinetuerca con bonitas presentaciones, en fin, muchos kilometros que caminar y mucha luz que ver.
Sin embargo, lo que no se pueden perder, repito, NO se pueden perder, es la exposición temporal (hasta julio) del pintor, fotógrafo y cineasta Belga Rene Magritte en el palacio de Bellas Artes. (Si quieren saber quién es este señor o qué es el surrealismo aquí y aquí están los links.)
Vienen muchas pinturas, muchas fotos, muchos dibujos, pero lo más importante es que junto con ello viene una gran y profunda carga emocional. Les puedo asegurar que no es impresión personal, la muestra es verdaderamente emotiva, la variedad de Magritte es tan amplia que en algún momento el impacto emocional te llegará.
Quedé deslumbrado con tres obras en particular: "El beso", "Seducción" y "El imperio de la luz II". Haré un comentario nada profesional al respecto de cada uno, sólo recuerden por favor que, de ningún modo, las imagenes que ves en Internet se parecen ni remotamente al cuadro original.
"El imperio de la luz II"


Magritte juega con los contrastes, no para resaltar, no para comparar, lo hace para mimemtizar. Es decir, una apuesta surrealista es la incapacidad y/o falla de la comunicación humana en cuanto a lo que considera opuesto, pero para el sub-consciente esto no tiene mayor efecto de contradicción, es tan igual o tan desigual como tengas la capacidad de ordenarlo. Ahora bien, la descomposición del opuesto es lo que dota al cuadro de gran carga emotiva, siendo la farola y las nubes los s{imbolos principales en el cuadro, mismos que pueden significar (o provocar) sentimientos asociados con la soledad, la tristeza, la calma, el desconsuelo, esto, evidentemente, es un asunto subjetivo.
"Seducción" o (El seductor)

Este cuadro me impresiona por la movilidad que tiene, imaginen las olas corriendo por el mar, mientras se van elevando hasta formar un barco que comienza a navegar por este mar inmenso, es decir, sobre sí mismo. La conmocoión del espectador al descubrir la supra realidad escondida en la realidad común, un ansia de libertad violenta simbolizada por el mar y los nubarrones que acechan. Mientras tanto, nos damos cuenta que todos los elementos comienzan y terminan en el mismo puento, el horizonte.
"El beso" (o, probablemente "La promesa")

Hasta donde yo me acuerdo, el cuadro, según la exposición de Bellas Artes, se llama "El beso", pero en la red no lo encontré más que con el nombre de "La promesa".
Por mucho este es mi cuadro favorito de Magritte, no lo era, pero después de verlo en vivo puedes notar la fuerza creativa de este autor, una violencia inaudita y una carga desoladora en los oscuros trazos, que contrastan con los apacibles y amables tonos de una paloma que transforma, literalmente, el mundo. No confundir con una imagen cursi de panfleto, quizá sea un canto libertario, quizá sea la amenaza de la violenta noche, sin embargo, creo, es ambas a la vez, sin intención de destacar ninguna ni someter la otra, es una conmovedora yuxtaposición de mundos.
Ojalá puedan ir, ver estas pinturas en vivo no tiene comparación, ahora comprendo por qué, en definitiva, hay objetos artísticos que no pueden pertenecer a otro medio más que a su original.
Espero que cuando vayan regresen corriendo para que comentemos alguna de las obras, no hay nada más grato que compartir una de las dos exaltaciones del hombre: el arte.