Porque ya no se puede soñar

La noche eterniza el momento en que recuerdas, incuba rostros y figuras que, al amanecer, quebrarán la realidad que te rodea.

La cotidianeidad nos corrompe y el único modo de salir de ella es trabajar por recordar; nunca olvidar el pasado para pisar firme en el presente, concientizar que estamos en un sitio prestado y que respiramos aire contaminado, ajeno, construir el futuro basados en el segundo que se aproxima, amenazante.

Tarea ardua abrazar al desencanto, volverlo parte de tu vida y, cuando haya perdido su utilidad, desecharlo, borrar con un paño las huellas digitales que se hallan plasmadas en la piel, en la tinta, en el papel que, nunca olvidarán un rostro sonriente, firme, pleno.

martes, 16 de febrero de 2010

Sobre juramentos

Hace un par de días terminé “Sandman” de Neil Gaiman. 75 números de una saga que demuestra lo que es el concepto de arte en nuestros tiempos. Con esta gran obra conocí a profundidad el tipo de historias que me gustaría contar, el tipo de historias que soñaría quedaran en el recuerdo del colectivo.

Aún no digiero por completo toda la obra, es muy compleja y perfectamente escrita, tanto que no tengo palabras coherentes para decir todo lo que pienso y lo que me deja; sin embargo, no quisiera dejar pasar la oportunidad de escribir sobre algunas ideas, las únicas que puedo hilar.

Sobre todo, sobre todos, existen dos cosas que son las más poderosas en el mundo de “Sandman”: las reglas antiguas y los juramentos. De las reglas antiguas no puedo decir mucho, sólo que “son”, que se deben seguir y que no se puede interferir con ellas. Por supuesto no podamos entender esto en la magnitud que esto significa; primero, porque habría que remontarse a las mitologías del viejo mundo y, honestamente, ¿quién, no especialista, ha leído La Biblia, La Eneida, Las Metamorfósis, El cantar de los Nibelungos, El Libro de los Muertos, La canción de Ishtar, La Divina Comedia, El poema de la creación, etc.? Por mencionar sólo algunas referencias que hace Gaiman; segundo, porque culturalmente no somos un pueblo al que le gusten las reglas, a menos que sea para romperlas, y así no podríamos entender la fractura en el universo que supone romper éstas según el autor.

Por eso este post trata sobre los juramentos y las promesas. Los juramentos son conjuros, palabras que evocan el futuro, maldiciones, o bendiciones, que ya han pasado en el tiempo por venir. Los juramentos sirven para cristalizar ideas, rencores, venganzas, amores, hechos que, sin esta magia, no pueden ser. Hay juramentos viles, altos, ridículos, orgullosos, equivocados, pero nunca, nunca, juramentos falsos. Cuando alguien ha hecho un juramento la acción está consumada, por lo tanto no puede dejar de cumplirlo; es la navaja en el cuello del objetivo, pero es la cadena del perro que se ha atrevido a jurar.

Un juramento es una vieja obligación. No puedes faltar a tu compromiso, aunque lo intentaras no habría caso, el mal, o el bien, ya están hechos. No sé si me explico estimado lector, no planteo una postura filosófica, hablo de una realidad evocada, que se condensa del vaho que exhalas y que se eleva por tu línea de vida, hasta llegar al punto en que debes cumplir. Así son las reglas, más antiguas que cualquiera, que Dios, que Zeus, que Ra, que las mismas ideas. Ten cuidado con lo que juras, pues desde que lo dices está hecho.

Parte de la grandeza de la obra de Gaiman se basa en los juramentos. No te adelantaré cuáles son, pero cuando leas esta obra recuerda con atención cada palabra pronunciada por los personajes. Los detalles insignificantes son los que le dan profundidad al relato. Así, igual que en tu vida, cuando un centímetro hace la diferencia, cuando empujar o no a alguien en el metro significa encontrarte con la muerte o con el amor de tu vida.

Las palabras, el discurso, nunca es azaroso, todo se hace con una excelente ejecución de movimientos narrativos que le dan una continuidad a la obra que el mismo Pérez Galdós envidiaría. Cuando lees una obra literaria asumes que todo lo escrito está perfectamente planeado por el autor, pero en ocasiones, por más que intentes evitarlo, dudas de que esto sea verdad. Gaiman logra reproducir y unir tradiciones brutalmente opuestas, re-codificarlas y transmitirlas de una manera discreta, lo que la vuelve sublime. No sólo es recitar dioses antiguos y mitos conocidos, es adaptarlos a la vida del hombre del siglo XX y apropiarse de ellos.

¿Y qué tienen que ver los mitos con los juramentos? ¡Todo! Ejemplo adecuado para explicar el poder del discurso. “Mitología”, en su extensión de “Mito”, es la irrespetuosa forma en que llamamos a la forma mística que usaban nuestros antiguos para explicar el mundo; así, las religiones contemporáneas serán mitos en mil o dos mil años más y existirán nuevas creencias. El mundo se nos explica a través de historias, ya sea de nuestros dioses creadores, ya sea de nuestros avanzados científicos, ya sea en la eternidad del tiempo, ya sea en un principio y un fin. Cualquiera que sea la creencia que sigas notarás que tiene arraigada de manera muy profunda ciertas promesas y ciertos juramentos que son los que sostienen sus teorías más elementales. Se jura que somos creadores y creación, se jura castigo al criminal, se juran delicias al buen vasallo, se jura la vida y la muerte por separadas, se jura la reencarnación. Todos juramentos cumplidos desde que son pronunciados.

Cuida entonces por favor tus palabras, úsalas de manera responsable, recuerda los juramentos que has hecho y reclámalos, son tu derecho, son tu regalo o tu maldición, recuerda los propios y cumple, tu vida depende de ello.

El honor y la dignidad se basan en las palabras; el respeto se gana con el discurso, porque el discurso es acción.

3 comentarios:

Lienzo dijo...

Se habla aquí de un mundo construido. O de la recuperación interpretativa de un mundo que no conocimos por vivir en tiempos dispares.

Se propone una estructura: Está conciente, monsieur, de eso?

* es un jardín, como el de mi infancia, con el piso de cuadritos de colores*

PashmiNa dijo...

Exactamente, el mundo se explica con las historias asi como lo hicieron griegos, romanos y otras culturas, tratando de dar una explicacion a todos aquellos fenómenos que para ellos les eran "mágicos", pues no podían saber su procedencia... todo lo que la ciencia no explica se le atribuye a la religión.

Estoy de acuerdo con esta frase que pusiste " los juramentos sirven para cristalizar ideas, rencores, venganzas, amores, hechos"; nunca lo había pensado asi y me pusiste a penar muchas cosas.

Saludos y gracias por pasar por mi blog y jajajajajaja, "G", como tú lo llamas, no es un pervertido, sólo un obsesivo :D

XD

Pesadilla dijo...

J: Ambas son lo mismo, tanto el mundo construido como la interpretación.

Claro, aunque no es la intención principal. Me tomo un café tibio a su salud.

Pashmina: Muchas gracias por estarpor aquí, esperemos te quedes.